Economista uruguayo con gran amor por Hanoi
Hanoi, 8 jul (VNA)- Hay muchas maneras en que las personas pueden enamorarse y mostrar su afecto. Sin embargo, el amor que le profesa el autor del libro “Hà Nội, một chốn rong chơi” (Caminata por Hanoi) a esta ciudad milenaria es muy singular.
El economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Martín Rama, llegó por primera vez a Hanoi en 1998 y para él fue como amor a primera vista.
El uruguayo vivió por ocho años en la capital de Vietnam, después de que en 2002 fuera nombrado economista jefe del Banco Mundial para la nación indochina. Y durante su estancia en este país, aprovechó los fines de semanas para explorar cada rincón de Hanoi.

Grabó con su cámara numerosas instantáneas que capturan los diversos rasgos históricos, arquitectónicos y culturales de la ciudad, incluyendo la vida cotidiana de sus habitantes.
Para Martín Rama, Hanoi es como una musa a quien ama con pasión. “Ella” no es tan lujosa o sofisticada como las ricas capitales europeas, pero es absolutamente encantadora. Es caprichosa también. En verano, es impredecible y errática, entre calores agobiantes, tormentas enormes y otros indeseados caprichos del clima; sin embargo, en otoño es dulce como la miel.
“¿Podemos explicar las historias de amor?”, respondió el economista a preguntas sobre su afecto por Hanoi.
Si alguien lee su libro sobre la ciudad advierte de entrada que este no es un simple ensayo sobre temas urbanos, sino una historia de amor en la que “ella” hace de musa e impregna la obra de felicidad. Y a ratos, de nostalgia también. El autor no oculta sus deseos de caer nuevamente en los mil brazos asfaltados de esta amada amante.
Allá en Uruguay, como en otras tierras de América, se dice que el amor entra por la cocina. Y eso fue un poco lo que le ocurrió a Martín Rama en Hanoi, porque el Pho, una típica y popularísima sopa vietnamita, le conquistó el paladar, como después harían con sus otros sentidos los callejones estrechos y los mil ruidos de la vida citadina.

Y el lector de su libro agradece que haya ocurrido así, porque la obra, distante del estilo exacto pero frío que caracteriza a los informes económicos, se degusta con el mismo placer que un tazón de Pho.
Martín Rama considera a Hanoi como un plato especial y el libro es su intento de encontrar la receta
Martín Rama considera a Hanoi como un plato especial y el libro es su intento de encontrar la receta. Aparentemente algunos “ingredientes” del texto no guardan relación entre sí, como sucede con la carne de res y los chalotes. Así, algunos capítulos hablan de arquitectura, otros sobre la vida cotidiana o acerca del clima… La mezcla podría parecer antojadiza, desordenada incluso, pero tiene explicación.
“Es la misma sensación que cuando caminas por Hanoi: vas por calles llenas de gente y de pronto te encuentras un templo tranquilo; miras una casa colonial francesa y al lado hay un edificio moderno. Y mientras vagabundeas, todo se mezcla, componiendo un plato tan único, delicioso y perfecto como el Pho”, explicó.

Con mucho más de media vida tras de sí, este hombre ha estado en diferentes lugares del mundo, pero ninguno le seduce tanto como Hanoi. Aquí se puede pasar casi inmediatamente de una calle ruidosa al patio íntimo de un viejo edificio colectivo o a un lago con parejas y pescadores.
A primera vista la ciudad puede parecer caótica, y de hecho uno de los capítulos del libro se titula ‘¡Caos!’ La densidad poblacional en Hanoi es tanta que las motos desbordan las calles y mucha gente vive en espacios reducidos.
Pero al caer la noche, pequeños restaurantes y cafetines invaden las aceras, mientras las plazas se llenan de gente que juega al bádminton. De noche, en las infaltables motos, los enamorados pasean; y al amanecer, los ancianos practican yoga o danzas clásicas en los parques…

Caminar por la ciudad siempre fue para Martín Rama una pausa necesaria, un respiro cuando completaba un trabajo o se sentía cansado y necesitaba un momento de relajación. Durante los años en que trabajó en Hanoi disfrutó de la ciudad de todo corazón, viviendo en una antigua mansión de estilo francés que él mismo renovó. Y ahora que la visita ocasionalmente, tiene un apartamento, también renovado por él, en un viejo edificio colectivo.

Antes de conocer a Martín Rama, yo pensaba que esta ciudad, donde he residido durante mis más 30 años de vida, no era muy diferente de otras metrópolis.
Sin embargo, las conversaciones con este extranjero me revelaron que no es tan así. Hanoi, mi Hanoi, nuestra Hanoi, es muy amable. La vida en sus calles, la arquitectura y los lagos son muy singulares, y son algunos de los encantos que conquistaron a este economista uruguayo.
Según él, mientras que muchas grandes ciudades del Sudeste Asiático están tornándose feas o aburridas de una manera irremediable, Hanoi es siempre una experiencia que vale la pena vivir. En su opinión, puede llegar a volverse una de las ciudades más atractivas de Asia.

A sus ojos, Hanoi es un plato elaborado con ingredientes frescos en una dosis ideal. Los edificios, construidos bajo muy diversos estilos arquitectónicos- desde Art Déco y Beaux Arts hasta los del estilo soviético y los viejos edificios colectivos – logran una sorprendente armonía entre sí. Los templos y las iglesias se entremezclan con abarrotadas zonas comerciales, mientras las calles arboladas se entretejen con callejones estrechos de inconfundible estilo oriental.

“La ciudad y su gente me encantaron, y no me llevó mucho tiempo decidir que quería pasar aquí una fase significativa de mi vida”
“La ciudad y su gente me encantaron, y no me llevó mucho tiempo decidir que quería pasar aquí una fase significativa de mi vida”, confiesa Martín Rama emocionado.
Sobre su libro “Hà Nội, một chốn rong chơi”, ganador en 2014 del premio “Bui Xuan Phai – Por el amor a Hanoi”, contó: “En algún momento me quedó claro que tenía suficientes fotos e informaciones para reunir historias convincentes sobre Hanoi: historias que combinaban textos e imágenes, pero también rigor académico y experiencias personales. Así surgió en algún momento de 2007 la idea de escribirlo”.

El libro está acompañado de coloridas fotos de Hanoi e ilustra su visión única de esta ciudad donde aún vale la pena vivir, pese a que está en proceso de rápida urbanización. Martín Rama la describe como hermosa y dinámica, con su ajetreada vida en la calle.
Las calles de Hanoi crean una imagen vívida de tráfico intenso, vendedores ambulantes y tiendas de cerveza al lado de las calles. Los extranjeros que la visitan pueden sentirse apabullados, pero esa es la colorida y vibrante vida de la ciudad.

“Hanoi tiene una ‘cultura de la acera’ que es única”
“Hanoi tiene una vida muy activa al aire libre. La gente hace muchas cosas en las aceras. De la misma manera que París tiene una ‘cultura del café’, Hanoi tiene una ‘cultura de la acera’ que es única”, comentó.
Como gran admirador de Hanoi, Rama dijo que se sentiría muy feliz si en algo pudiera contribuir a “hacer que Hanoi brille como una excelente ciudad amada por todo el mundo”.
Semejante amor lo ha llevado a lanzar un proyecto de desarrollo urbano inspirado en el objetivo de encontrar la manera de realizar las transformaciones necesarias de manera sostenible, con inversiones rentables pero respetuosas del carácter de esta ciudad milenaria. Es así que dirige de manera honoraria un proyecto de estudios en el Centro de Desarrollo Urbano Sostenible, de la Academia Vietnamita de Ciencias Sociales.

Martín Rama considera a los antiguos edificios colectivos (Khu Tap The) como un patrimonio que debe integrarse en el proceso de desarrollo de la capital. Para él, estas estructuras son parte de la memoria colectiva de la ciudad al estar estrechamente vinculadas a la infancia de muchas generaciones de hanoienses.
El proyecto podrá o no tener éxito, pero lo seguro es que reflejará los increíbles esfuerzos de un extranjero que ama sinceramente a Hanoi./.
Francesa expresa su amor por Hanoi en una canción
Hanoi, 09 jul (VNA)- Hanoi tiene millones de amantes en todo el mundo y cada persona expresa su amor por la capital vietnamita de manera diferente.
La cantante francesa de pop-rock La Grande Sophie (nombre real Sophie Huriaux) declaró su amor por la ciudad al escribir la canción “Hanoi”, que ha encantado a los amantes de la música en Vietnam y Francia.
Su canción fue honrada con el premio “Bui Xuan Phai- Por el amor a Hanoi”, que reconoce las contribuciones de individuos y organizaciones al desarrollo cultural y social de esa urbe.

La obra fue elogiada por el jurado ya que “está profundamente imbuida del amor del cantante por Hanoi y difunde ese amor por esta ciudad entre los vietnamitas y en todo el mundo”.
Cuando La Grande Sophie interpretó la canción en Vietnam por primera vez en diciembre de 2015, conquistó los corazones de los lugareños, que se sensibilizaron ante el afecto de una foránea por su capital.
“Estoy muy conmovida por la decisión de los jurados. Me siento muy honrada”, dijo la cantante francesa.

“Yo amo Hanoi. Los recuerdos vuelven, me veo de nuevo en la ciudad”.
“Lo que me hace muy feliz es saber que los habitantes de Hanoi pueden reconocerse en la canción. Yo amo esta ciudad. Los recuerdos vuelven, me veo de nuevo en la ciudad”.
“Para celebrar esta feliz noticia, fui a comer bun cha (fideos con cerdo a la parrilla y hierbas), una de las especialidades de Hanoi, y encontré de nuevo todos los gustos que extraño”, escribió en un correo electrónico desde París.
Canción para Hanoi
La Grande Sophie escribió la canción “Hanoi” después de su primera visita a este país indochino en 2013. Fue invitada a actuar en la capital vietnamita en el Festival de música “Oh la la”, como parte de las actividades para celebrar el 40 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Francia y Vietnam.
Desafortunadamente, el concierto fue cancelado debido al fallecimiento del general Vo Nguyen Giap. El país celebró un funeral estatal y declaró duelo nacional durante varios días.
La cantante francesa planeó visitar la antigua ciudadela imperial de Hue, en el centro del país, pero un tifón la impidió salir de la ciudad y la obligó a quedarse en Hanoi mucho más tiempo de lo que esperaba.

“Conocí a algunos traductores vietnamitas y me hice amigo de ellos. Me ayudaron a descubrir la ciudad. Hablaban un francés perfecto a pesar de que nunca habían estado en Francia. Me impresionó mucho ver su disposición a hablar mi idioma”, recordó Sophie.
La artista se conmovió al descubrir la ciudad, su encanto y tradiciones con sus motocicletas, títeres acuáticos, triciclos y vendedores ambulantes.
“Es interesante ver que la vida aquí gira en torno al lago Hoan Kiem. Estoy impresionada de ver la energía y el dinamismo de sus habitantes. Son tiernos y muy amables.
Canté sobre la ciudad como si la hubiera descubierto. Hanoi me dio el deseo de volver a tocar mi guitarra y componer canciones”.

“Después de las excursiones por Hanoi, desarrollé un verdadero apego hacia mis nuevos amigos locales y hacia la ciudad. Me sentí triste cuando tuve que dejar Hanoi para regresar a París. Me dije que tenía que volver a Vietnam. Cuando volví a París, sentía mucha nostalgia por esta ciudad. Tomé mi guitarra y compuse la canción “Hanoi” para mantener todos esos recuerdos conmigo”, recordó.
“Hanoi me dio el deseo de volver a tocar mi guitarra y componer canciones”
En sus 20 años de carrera musical, esa fue la primera vez que la artista escribió una canción sobre una ciudad visitada por ella.
Gran éxito en Francia
La canción fue bien recibida en Francia cuando se presentó por primera vez al público en su nuevo álbum en 2015. Las personas que escucharon la canción escribieron en la página de fans de Facebook de la cantante diciendo que podían reconocer imágenes de Hanoi en el video y la letra. Otros dijeron que la canción les hizo querer visitar la capital vietnamita.

Una fan, Nadine Meihac, escribió: “Mientras escucho la canción, guardo un recuerdo encantador de su visita a Hanoi y espero ir algún día a esa ciudad”.
Otro fan, Stephen Bunard, compartió en Facebook: “una melodía muy hermosa y una letra agradable que hace que los que conocen esa ciudad sientan nostalgia”.

La cantante dijo que siempre le ha gustado interpretar esa canción durante sus conciertos.
“Le digo al público que los llevaré al país de las sonrisas. Pero no tengo tiempo para terminar mi oración. Algunos ya dijeron Hanoi”, se emocionó.
Sophie comenzó a escribir canciones cuando tenía 12 años. Para ella, la música es un medio de comunicación para hacer amigos y conocer gente interesante.
Cantar es transmitir sus emociones a los demás y pasar buenos momentos juntos. La Grande Sophie comenzó su carrera en la década de 1990, y vio fama por primera vez en 2004 cuando su tercer álbum, “If It Were Me”, le valió los primeros Victoires de la Musique, un premio musical en Francia.
Y con el prestigioso premio Bui Xuan Phai, ya tiene un lugar en el corazón de los amantes de la música vietnamita.
“Mi historia con Hanoi continúa y es una historia hermosa”
“Mi historia con Hanoi continúa y es una historia hermosa. Escribí la canción para recordar siempre este fantástico viaje realizado en 2013, así como las personas amables que conocí. ‘Hanoi’ me acompaña en todos mis conciertos. El público la espera, la aprecia. Viajamos juntos y creamos un fuerte vínculo con Vietnam”, expresó./.
La canción Hanoi de La Grande Sophie
James Joseph Kendall y la misión “Mantener Hanoi limpio”
Hanoi, 10 jul (VNA)- Si estás en Hanoi un fin de semana, es probable que veas a un grupo de extranjeros deambulando por las calles, pero a diferencia de otros, estos no llevan las consabidas mochilas a las espaldas, sino bolsas en la mano en las que van echando cuanta basura detectan según avanzan.
Se trata de “Keep Hanoi Clean” (Mantener Hanoi limpio), un equipo de voluntarios fundado y administrado por Joseph Kendall, un expatriado estadounidense radicado en Hanoi.
Cuando Kendall y su insólita banda comenzaron a cumplir semejante tarea, muchos los miraron extrañados, pero poco a poco su ejemplo positivo de preocupación ambiental se extendió por la ciudad.
“Keep Hanoi Clean” (Mantener Hanoi limpio), un equipo de voluntarios fundado por Joseph Kendall.

Una decisión de buena voluntad
El hecho de que Kendall comenzara a dirigir una organización ambiental en Hanoi fue pura coincidencia.
Cuando viajó por primera vez a Hanoi en 2016 para visitar a su hermano, luego instructor en una universidad local, la hospitalidad de la ciudad, su gastronomía única y, por supuesto, su desbordante cultura, lo cautivaron de inmediato.
Sin embargo, lo único que no pudo aceptar fue la lamentable despreocupación que observó entre los lugareños hacia el medio ambiente.

Aunque no dominaba bien el idioma vietnamita, Kendall intentó disuadirlos de tirar basura por doquier y no en los cestos habilitados a ese fin. Viendo que sus invocaciones no surtían efecto, decidió tomar el asunto en sus propias manos.
Llamó entonces a un pequeño grupo de amigos y, dispuestos a predicar con el ejemplo, se fueron a las orillas de un canal y se pasaron el día sacando montañas de basura de las aguas.
La persistencia con que realizaron esa labor llegó a ser conocida por el Comité Popular de Hanoi, cuyo presidente, Nguyen Duc Chung, agradeció públicamente el positivo ejemplo de “Keep Hanoi Clean” y sus contribuciones a la higienización de la capital vietnamita.
La iniciativa se expandió y en la actualidad “Keep Hanoi Clean” tiene divisiones funcionando en todos los distritos de Hanoi, cada una con su propia agenda
La iniciativa se expandió y en la actualidad “Keep Hanoi Clean” tiene divisiones funcionando en todos los distritos de Hanoi, cada una con su propia agenda.
Pero el amor duradero por la capital vietnamita, así como las preocupaciones sobre sus manejos y probabilidades ambientales, sigue siendo el objetivo común de la organización.
“Aunque (Kendall) es extranjero, se preocupa mucho por el medio ambiente local. Incluso limpia nuestro vecindario”, comentó una ciudadana después de presenciar sus actividades de limpieza.
“Inicialmente me parecieron extrañas sus acciones, pero la dedicación y la constancia con que las realizan me llevaron a admirarlos”, agregó.

Por un Hanoi más verde
A pesar de no ser un residente local, Kendall, “ong tay don rac” (el recolector extranjero de residuos, como muchos le llaman) está tan sensibilizado con el problema de la basura en Hanoi, que cualquiera diría que es como si la echaran en su patio cuando vivía en Estados Unidos.
Según él, muchos viven de espaldas al entorno circundante y erróneamente creen que recoger basura y mantener limpia la ciudad son responsabilidades exclusivas de los trabajadores a quienes se les paga por eso.
Kendall se rebela contra semejante forma de pensar y, con el ejemplo por consigna, proclama el principio de que esta es una tarea compartida de toda la comunidad.
No ignora, empero, que la recogida de basura y otros desechos es una labor que proporciona medios de vida a muchas personas.
“Nuestro acto potencialmente les quita trabajo a los recolectores de chatarra, por lo que teníamos que compensarlos de alguna manera”, explicó.
La solución consistió en clasificar la basura según los materiales para luego proporcionárselos a quienes los venden como materia prima para ganarse la vida.
Este estadounidense también organiza un taller regular cuya misión es combatir la tan generalizada mentalidad de tirar basura a diestra y siniestra y de abusar de los productos a base de plástico.

En el foco de su atención están los más jóvenes, pues sabe que la receptividad de estos, y el trabajo a futuro, son la garantía de un medio ambiente más sano y de la permanente belleza de la ciudad.
Con esos objetivos en vista, Kendall planea organizar una caminata ecológica. “Todo lo hacemos para lograr un Hanoi más verde”, explica con seriedad.
“Todo lo hacemos para lograr un Hanoi más verde”
“Keep Hanoi Clean” se ha convertido en una organización estable y, en consecuencia incurre en gastos que debe cubrir de alguna manera.
Así, una de las formas con que Kendall planea atender las necesidades financieras del grupo es abrir un centro de enseñanza de idioma inglés en el que también compartirá con los niños pequeños sus ideas sobre la preservación del medio ambiente, incluida la clasificación de basura.
Fiel a su orientación ambientalista, “Keep Hanoi Clean” espera construir ese centro siguiendo pautas ecológicas, o sea, utilizando materiales reciclados en lugar de los habituales.
Kendall está apostando por ese proyecto algo más que ideas y energías. Un miembro del grupo reveló que el estadounidense ha llegado hasta a vender su moto para financiarlo.
No hay dudas: Kendall planea quedarse mucho tiempo en Vietnam y una de sus principales ocupaciones lo seguirá siendo mantener esmeradamente limpia a esta ciudad que ya siente suya./.

“Yo llamo a Hanoi el París del Oriente”
Hanoi, 11 jul (VNA)- Este francés, cuyo nombre vietnamita es Le Giang Sinh (que significa Noel en ese idioma), llegó por primera vez a Hanoi en 1989 para desempeñarse como diplomático, y la ciudad le causó una profunda impresión.
Para su satisfacción, en 2012 regresó como embajador de Francia y reafirmó su primera impresión de que “cada día de vivir y trabajar aquí es un día alegre”.

“Sorprendentemente, me di cuenta de que mi deseo de vivir aquí crecía día tras día”, confiesa.
A lo largo de su mandato como embajador, su adoración por la ciudad lo ha llevado a caminar por rincones que la mayoría de los visitantes ocasionales suelen pasar por alto. Sus largas y frecuentes caminatas por esos sitios avivaron aún más su cariño por Hanoi, un lugar que desde entonces considerado su segundo hogar.
“A veces, paseando por Hanoi, desearía ser Trinh Cong Son para poder expresar mis sentimientos a la vista de escenas idílicas y maravillosas”, expresa Poirier.
Durante su mandato como embajador, Poirier dio rienda suelta a su fascinación al hacer un documental con la ayuda de su hermano, un director de cine.
En su obra “Mon Hanoi” (Mi Hanoi), Poirier, quien también es el narrador de la película, habla vietnamita con fluidez gracias a sus cuatro años como embajador y a las huellas que fueron dejando en él sus andanzas por casi todas las calles de Hanoi y los contactos con sus pobladores.

Al explicar su motivación para hacer la película, dijo: “Me propuse atrapar el alma de la ciudad. Quería hacer una película sobre mi propio descubrimiento de la gente y la tierra de Hanoi, que se ha convertido en parte de mi alma”.
Durante más de un año, su hermano mayor, Henri-Louis Poirier, lo acompañó en la cautivante empresa de rodar la película.
Para capturar el ritmo diverso de la vida en Hanoi, los dos abandonaban las comodidades de sus residencias y se aventuraban por la ciudad lo mismo en verano, cuando el sol derretía el asfalto de las calles al mediodía, o durante las frías noches y los gélidos amaneceres del invierno.
Semejante disposición resultó en escenas increíblemente bellas y vívidas, como esas en que pueden verse a ciudadanos haciendo ejercicios temprano en la mañana, un bullicioso mercado callejero o el caótico tráfico de la urbe.
Poirier considera a la película una invitación para que el público se una a él en un viaje de descubrimiento de la ciudad, sobre todo aquellos lugares que el turista común no acostumbra a visitar y que incluso la mayoría de los hanoyenses no han pisado.

La vertiginosa danza del tráfico
En el documental, Jean-Noël Poirier confesó que durante sus cuatro años en Hanoi siempre se preguntó: ¿son los vietnamitas conscientes de los peligros que para ellos mismos y los demás representa conducir un vehículo o caminar por estas calles?
En todo el mundo hay leyes de circulación vial, pero en Hanoi, los conductores de automóviles y motocicletas parecen olvidar las normas de la vida en comunidad: las calles son espacios sin reglas y cada acto está dictado por el único propósito de moverse sin tener que parar o reducir la velocidad.

Según Jean-Noël Poirier, semejante anarquía vial puede causar reacciones violentas en París, pero no en Hanoi, donde esta suerte de “baile” a menudo hace que la gente se sienta mareada.
“Nunca había visto algo así en ningún otro lugar del mundo”, refiere.
“Cada esquina de calle, cada fachada, cada yeso simple, cada panel de ventana, cada inscripción en Hanoi, me recuerda a la vieja Francia”, confiesa Jean-Noël.
“Durante cuatro años como embajador, deambulé por las calles de Hanoi y traté de capturar las esencias de la ciudad. Hanoi se ha convertido en parte de mi alma”, confiesa Jean-Noël.
Y tanto se le adentró Hanoi en carne y espíritu, que al término de su misión como embajador, decidió quedarse en la ciudad.
Rincones escondidos
Uno de los rincones escondidos a los que conduce el documental, siguiendo los pasos de Poirier, es al humilde barrio de la clase trabajadora Van Chuong, al que encontró por casualidad.

Aquí, en este barrio, realizó un hallazgo significativo sobre Hanoi.
Ubicado no lejos de la estación de tren Hang Co y, por lo tanto, de la Embajada francesa, Poirier descubrió que ese era un lugar ideal para escapar del bullicio de su oficina.
“El patrimonio arquitectónico francés son casas más simples, escondidas en callejones estrechos. Esas casas han pasado por muchos altibajos, ahora hogar de docenas de hogares.”
“El área tiene un estilo de vida propio y una atmósfera única que es difícil de encontrar en cualquier otro sitio de la ciudad”,explica.
Golpeados por décadas de lluvia y luz solar, los bloques residenciales forman una “ciudad dentro de una ciudad” con varias tiendas, supermercados, mercados agropecuario y escuelas.

Las exploraciones de Poirier también lo llevaron al área de Linh Nam, al sur de la ciudad, que hace 20 años era un área agrícola. Hoy es el nuevo distrito de Hoang Mai e innumerables edificios recién construidos marcan el paisaje.

Sin embargo, todavía sobreviven algunas áreas verdes que Poirier califica de “una porción de paraíso dentro de la ciudad”. Enamorado de esos relajantes espacios, Poirier dijo esperar “fervientemente” que nunca los invada la urbanización y, en cambio, se conviertan en parques donde los hanoyenses puedan caminar y solazarse.
Comparación interesante
Poirier dijo que su conexión con Vietnam ha recorrido un largo camino, pues su infancia estuvo enriquecida con historias sobre el país, particularmente Hai Phong y Saigón (ahora Ciudad Ho Chi Minh), narradas por su abuelo, quien solía trabajar para un alto comisionado marino que viajaba con frecuencia entre Francia y países asiáticos.

“Entonces, cuando regresé a Hanoi en julio de 2012, tenía la sensación de volver a casa”, dice en la película.
El exembajador establece varias comparaciones entre Hanoi y otros lugares, algunos comprensibles y otros sorprendentes. Algunas partes de la ciudad le recuerdan su lugar de nacimiento, la región portuaria de Bretaña.
“Algunas pequeñas mansiones parecen salir directamente de las páginas de Maupassant (Guy de Maupassant – escritor romántico y crítico francés del siglo XIX). Conozco algunas casas, en las que cada detalle, desde el piso hasta toda la carpintería, parece centenario.”
Sin embargo, reconoce que la imaginación de una persona debe flexibilizarse para visualizar similitudes entre la red de estrechos y pequeños callejones de Van Chuong con Venecia, la antigua reina del Adriático. Pero como en Venecia, explica, todos esos callejones finalmente conducen a áreas espaciosas.

Las comparaciones impresionaron y sorprendieron a la audiencia.
En “Mon Hanoi”, Poirier hace otras comparaciones poéticas e interesantes.

El exdiplomático dice que ve las viejas paredes desvanecidas de la capital y sus anuncios borrosos como pinturas abstractas. Los icónicos cables aéreos son, a sus ojos, una hermosa pieza de geometría urbana.
También encuentra similitudes entre el ambiente que se respira en ciertos restaurantes callejeros de Hanoi y con el de algunos bistrós parisinos.
El exembajador quiere ofrecer a “Mon Hanoi” como “un regalo para los residentes de Hanoi y todos los vietnamitas”./.
Alivia veterano estadounidense heridas de guerra en Hanoi- Ciudad por la paz
Hanoi, 12 jul (VNA)- Paul George Harding, un veterano estadounidense de la guerra, se esfuerza día y día en Hanoi- “Ciudad por la paz” (título otorgado por la UNESCO en 1999) para curar las heridas de la pasada contienda bélica.
Dedica sus tiempos libres a la limpieza de paredes de esta capital vietnamita y a la enseñanza del idioma inglés a jóvenes locales, con el deseo de que su trabajo voluntario contribuya a aliviar las cicatrices de guerra.Paul desea que su trabajo voluntario contribuya a aliviar las cicatrices de guerra
Paul desea que su trabajo voluntario contribuya a aliviar las cicatrices de guerra

Su misión de librar a Hanoi de los anuncios pegados ilegalmente en las paredes públicas ha inspirado a muchos ciudadanos a hacer lo mismo.
Esfuerzos para aliviar cicatrices de guerra
El hombre de 71 años llegó por primera vez a Vietnam en 1969 como soldado del Ejército de Estados Unidos. Regresó al país indochino a finales de 2014 con pesar, deseando compensar los errores que cometió durante la guerra.
Al regresar a casa después de haber experimentado por cuatro años la brutalidad de la guerra, Paul se convirtió en un activista antibélico, trabajando para ponerle fin al conflicto armado contra el país sudesteasiático, que se prolongó más de 20 años.
Lo que motivó su decisión de volver a Vietnam en 2014 fue el libro “Anoche soñé con la paz”, una historia basada en el diario de la doctora del ejército vietnamita Dang Thuy Tram, quien falleció en batalla cuando apenas cumplía 27 años.

El diario, relato personal de Thuy Tram, reflexionaba sobre la crueldad de la guerra, en la cual pereció mientras trataba de defender a sus pacientes.
Paul dijo que venir a Vietnam era su forma de disculparse por los sufrimientos que su país había causado a este pueblo.
Al ver las paredes de la capital llenas de carteles y volantes, Paul inició una batalla para sensibilizar a los residentes con la limpieza de la ciudad.
El trabajo de Paul ha inspirado a más de 440 estudiantes, quienes tomaron sus clases de inglés, para seguir el mismo curso de acción.

Paul recordó que estaba particularmente impresionado por una estudiante que persistió con el retiro del póster hasta las 3:30 a.m., a pesar de tener que trabajar por la mañana.
El veterano estadounidense considera que el trabajo es una batalla para sensibilizar a los residentes de Hanoi sobre cómo tales carteles ensucian la ciudad.

Los dolores en los hombros y las muñecas, así como cortes y hematomas son las lesiones más comunes de su día a día, dado que se requiere una fuerza significativa para quitar completamente los carteles, y se necesitan escaleras para llegar a lugares altos.

El trabajo a veces es desalentador, admitió, especialmente cuando una pared que se ha limpiado solo un día antes, aparece nuevamente llena de carteles.
“Esta útil labor ayuda a recuperar la belleza de las calles de Hanoi, donde vivo y trabajo”, explicó Paul.
“Esta útil labor ayuda a recuperar la belleza de las calles de Hanoi, donde vivo y trabajo”, explicó Paul. Ha estado obsesionado por los recuerdos de la guerra en Vietnam durante toda su vida, destruyendo cualquier paz en su corazón.
“Siempre me siento culpable por lo que hice en Vietnam y quiero hacer algo por los jóvenes vietnamitas para que puedan desarrollar sus carreras. También deseo hacer algo útil para la comunidad aquí”, manifestó.
“No me rindo”
A pesar de los constantes consejos sobre la inutilidad de su trabajo, dado el inmenso número de muros que existen en la ciudad, Paul respondió que no tenía planes de rendirse pronto.
De los primeros cinco o seis voluntarios que se unieron a él en sus primeras misiones, su equipo ahora se ha expandido a más de 440 personas e inspira a muchos otros.

Paul cree que está en el camino correcto para hacer que los hanoienses se den cuenta de lo hermosas que podrían ser sus calles sin los feos carteles.
Asimismo, espera atraer la atención de las autoridades locales y lograr que intervengan en beneficio común de todos los residentes de Hanoi.
¿Quiere aprender inglés?
Además de limpiar paredes, durante los últimos cinco años Paul ha estado impartiendo clases de inglés para mejorar las habilidades de comunicación en ese idioma de los jóvenes vietnamitas.
Esa idea se le ocurrió a Paul después de investigar un poco y descubrir que el costo de aprender inglés en Vietnam era notablemente alto en comparación con el ingreso local promedio.
A pesar de no tener experiencia previa o calificaciones en educación, dijo que confiaba en su capacidad de enseñanza gracias a que sus padres eran ambos maestros.
Al principio, las clases de inglés de Paul se ofrecían de forma gratuita a los necesitados, en un sitio proporcionado por la administración local.
Sin embargo, a medida que las clases se ampliaron, la pequeña habitación que le dieron ya no era lo suficientemente grande para albergar a todos sus estudiantes, lo que lo obligó a asociarse con un centro local de inglés y alquilar un lugar.
Paul ahora cobra a sus estudiantes una tarifa de matrícula simbólica por mes para cubrir el alquiler y otros costos operativos.

Contó que estaba impresionado con los estudiantes vietnamitas por su diligencia y perseverancia, lo que los ayuda a alcanzar sus metas deseadas.
A pesar de su avanzada edad, Paul asegura que aún se siente como un hombre de 30 años.
¿El secreto de su sentimiento eterno de juventud? Un cuerpo lleno de energía y una mente llena de esperanza, dijo./.