Vietnam-Cuba     Relato de una amistad imperecedera

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En 1954, patriotas vietnamitas, decididos a romper las cadenas del colonialismo, cargaron sobre los campos de Dien Bien Phu. Lucharon con denuedo incansable. Lucharon como poetas guerreros. Y conquistaron su libertad.

Casi cinco años después, a miles de kilómetros de distancia, en una pequeña isla del mar Caribe otra flama revolucionaria descendió de las montañas el 1 de enero de 1959 para prender una luz de esperanza en América Latina y el resto del mundo.

Quizás nadie, o muy pocos, podían intuirlo entonces. Pero ambos pueblos y sus Revoluciones quedarían profundamente hermanados. Hasta nuestros días…

Las imagenes sobre la visita del líder cubano Fidel Castro a la zona de liberación de Vietnam del Sur en septiembre de 1973 (Foto: vtv.vn)

Lazos históricos

Bien mirado, no es fortuito que fuese José Martí el primero en hablarle de Vietnam a las nuevas generaciones de cubanos y latinoamericanos, cuando en 1889 publicó en la revista La Edad de Oro un artículo en el que exponía las costumbres y los valores de los vietnamitas, un pueblo humilde y trabajador que luchó muchas veces por su independencia.

Tampoco lo fue que Cuba se convirtiese, el 2 de diciembre de 1960, en el primer país de América Latina en establecer oficialmente relaciones diplomáticas con la entonces República Democrática de Vietnam…

Tampoco lo fue que Cuba se convirtiese, el 2 de diciembre de 1960, en el primer país de América Latina en establecer oficialmente relaciones diplomáticas con la entonces República Democrática de Vietnam, justo cuando más arreciaban las agresiones imperialistas contra los dos países.

“… cuando los franceses nos han venido a quitar nuestro Hanoi, nuestro Hue, nuestras ciudades de palacios de madera, nuestros puertos llenos de casas de bambú y de barcos de junco, nuestros almacenes de pescado y arroz, (…) hemos sabido morir, miles sobre miles, para cerrarles el camino”, narraba Martí en boca de los vietnamitas, en un texto premonitorio del heroico triunfo de ese pueblo sobre el colonialismo.

Y en Dien Bien Phu, guiados por el sabio liderazgo de Ho Chi Minh y el general Vo Nguyen Giáp, el país indochino logró poner fin a 80 años de dominación de Francia y abolir la monarquía; aunque todavía debió enfrentar la reunificación del país (dividido en Norte y el Sur) en una las peores guerras del siglo XX contra Estados Unidos (1955-1975).

…el Gobierno cubano fue el primero en reconocer al Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur y el único en abrir una embajada ante el gobierno provisional de ese territorio.

En ese contexto, tan solo 23 meses después del triunfo revolucionario de 1959, no solo se establecieron los nexos diplomáticos entre La Habana y Hanoi, sino que el Gobierno cubano fue el primero en reconocer al Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur y el único en abrir una embajada ante el gobierno provisional de ese territorio.

Allí, en la actual provincia de Tay Ninh, cerca de Camboya, en una pequeña cabaña en pleno corazón de la selva tuvo su oficina Raúl Valdés Vivó, quien –además de su función como diplomático– desarrolló una intensa labor reporteril, junto a la también periodista Marta Rojas, para revelar a la opinión pública internacional las atrocidades cometidas por las tropas norteamericanas durante la guerra.

Mientras los invasores sembraban el estigma de la barbarie, arrojando sobre Indochina más de siete millones de toneladas de bombas -el triple de las lanzadas en Europa y Asia durante toda la Segunda Guerra Mundial-, Vietnam encontró un asidero en la solidaridad de Cuba. Y la ayuda de la Mayor de las Antillas no se hizo esperar.

Recuerdos imborrables

“Al comerte una fruta, piensa en aquel que plantó el árbol”, reza un tradicional proverbio en Vietnam, de ahí que los vietnamitas honran perennemente a sus héroes.

Sembrado de estatuas de patriotas y mártires, no solo los nombres de muchas de sus calles evocan a quienes dieron la vida por la causa justa de la independencia y reunificación nacional, sino que el país jamás se desvincula del ejemplo de Ho Chi Minh y sus ideales. Tampoco es desmemoriado con los amigos que le tendieron la mano en los momentos difíciles.

En ese sentido, en la retina de muchos vietnamitas permanece grabada una imagen: la de Fidel Castro, con su uniforme verde olivo, ondeando la bandera del Frente de Liberación Nacional del Sur para contagiarle su optimismo a los combatientes revolucionarios.

Fidel Castro hace ondear la bandera victoriosa condecorada con medallas de la brigada de Khe Sanh del Ejército de Liberación de Tri Thien, Hue. (Foto: VNA)

Por Vietnam estamos dispuestos a dar nuestra sangre”

Igualmente recuerdan siempre una frase: “Por Vietnam estamos dispuestos a dar nuestra sangre”, pronunciada por el líder cubano durante la Primera Conferencia Tricontinental de La Habana, en enero de 1966.

Corría septiembre de 1973, cuando Fidel realizó una visita histórica a Vietnam en uno de los momentos más tensos de la resistencia contra la invasión norteamericana. Y aunque los vietnamitas intentaron disuadirlo por considerar aquella expedición demasiada riesgosa, se convirtió en el primer y único Jefe de Estado extranjero en acudir a la zona liberada del Sur.

Jamás un mandatario extranjero se había acercado siquiera a esa región, donde el Paralelo 17 todavía fracturaba en dos un país indivisible y los continuos bombardeos y las minas sin estallar constituían una seria amenaza de muerte.

De hecho, en su recorrido por las provincias de Quang Binh y Quang Tri, el convoy de Fidel debió detenerse para trasladar con urgencia a una joven vietnamita gravemente herida por la metralla del enemigo.

“Si él no me hubiese ayudado, yo no estaría en este mundo”, afirma emocionada Nguyen Thi Huong (Foto: VNA)

“Si él no me hubiese ayudado, yo no estaría en este mundo”, afirma emocionada Nguyen Thi Huong, quien al conocer la noticia del deceso del líder cubano el 25 de noviembre de 2016, tras 90 años de una vida muy viva, no pudo evitar llorar sin consuelo ante la pérdida del segundo padre al que llamaba afectuosamente “abuelo”.

Como ella, miles de vietnamitas acudieron por esas fechas a la embajada cubana en Hanoi para expresar sus condolencias, con sinceras muestras de gratitud y respeto. Mientras, el Estado y las autoridades del país indochino declararon un día de duelo nacional en honor de quien, en palabras muy suyas, más que un aliado o amigo supo ser ante todo “un hermano”.

Pasan los años y Vietnam nunca olvida. Especialmente, en Quang Tri, donde todavía se aprecian las cicatrices de la guerra, late el recuerdo de aquella visita que es hoy una presencia permanente, gracias al monumento erigido para rendirle homenaje a Fidel.

Inauguración del Parque Fidel en la provincia central vietnamita de Quang Tri (Fuente: VNA)

Como recuerda Nguyen Trung Thanh, embajador de Vietnam en Cuba hasta 2020, por aquel entonces los enemigos no querían que se supiera que esta provincia era ya una zona liberada. La visita de Fidel hizo posible que el mundo lo supiera. Por ello, subraya, pero sobre todo por poner en alto los ideales de la solidaridad, la valentía, la dignidad, y el impulso de seguir luchando por la justicia, Fidel y Cuba calaron en el corazón de los vietnamitas.

Solidaridad a prueba de balas

Aquella primera visita del líder cubano –a la que luego se añadirían otras dos en 1995 y 2003– no solo guardó un especial simbolismo para estrechar el vínculo entre ambos países. También dejó arraigados firmemente los cimientos de la cooperación solidaria que se venía gestando desde la década anterior.

Ya en 1972, cuando las tropas estadounidenses arreciaban los bombardeos en el Norte y rociaban con napalm aldeas indefensas, los buques cubanos Imías y El Jigüe se las ingeniaron para romper el cerco impuesto al puerto de Hai Phong, bajo la tormenta de balas y torpedos, con el fin de llevar ayuda a Vietnam.

En pos de contribuir a la construcción de la ruta de Truong Son para el traslado de suministros al ejército y el pueblo de Vietnam del Sur, la Mayor de las Antillas envió equipamiento y provisiones, así como ingenieros y especialistas que se sumaron a trabajar, codo con codo, junto a la población de la nación indochina en la creación de aquel laberíntico sendero entre las montañas que burlaba el acoso aéreo del enemigo.

Asimismo, en nombre del pueblo cubano, Fidel ofreció a Vietnam varias obras estratégicas, que tendrían un impacto en el  desarrollo socioeconómico de la nación asiática aun después de terminada la guerra. A saber: el Hospital de Dong Hoi en la provincia Quang Binh, la carretera Son Tay-Xan Mai, el hotel Thang Loi en Hanoi, la granja Moncada en Ba Vi (dedicada al desarrollo genético del ganado bovino), la de vacas lecheras de Moc Chau, y la de cría avícola en Luong My.

El Hospital de Amistad Vietnam-Cuba en el distrito de Dong Hoi, provincia Quang Binh (Foto: VNA)

Luego de la visita del líder cubano, miles de técnicos, arquitectos y trabajadores de la nación caribeña llegaron a Vietnam con la misión de ejecutar esas obras. También grupos de doctores y enfermeros cruzaron miles de kilómetros para trabajar allí voluntariamente.

La puesta en funcionamiento del Hospital de Amistad Vietnam-Cuba en el distrito de Dong Hoi, el más moderno del país en esa época, abrió una nueva etapa en la atención de la salud de los pobladores del país indochino.

En particular, la puesta en funcionamiento del Hospital de Amistad Vietnam-Cuba en el distrito de Dong Hoi, el más moderno del país en esa época, abrió una nueva etapa en la atención de la salud de los pobladores del país indochino.

Hasta la fecha, esas construcciones siguen funcionando y son utilizadas con eficiencia por Vietnam, como la prueba más fehaciente de los fuertes lazos de amistad y solidaridad entre ambos pueblos.

Inseparables en la paz

No en vano, cuando el 30 de abril de 1975, la bandera del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur finalmente ondeó en el Palacio de la Independencia en Saigón (hoy Ciudad Ho Chi Minh), y el mundo entero supo que el país se hallaba libre y unido; ese mismo día los principales periódicos cubanos celebraron el triunfo en sus portadas con el mismo júbilo que si fuera propio.

Con el paso de los años, cambian los tiempos y cambian las generaciones. Sin ir más lejos, hoy Vietnam es un país renovado que descuella entre las 16 economías más dinámicas del mundo y lucha con fuerza por erradicar la pobreza y garantizar la prosperidad de sus casi 100 millones de habitantes.

Estados Unidos, el enemigo de antaño, ha pasado a ser su principal socio comercial, tras la normalización de las relaciones emprendida en 1995. Pero hay cosas, sin embargo, que permanecen inalterables.

Para comprobarlo, solo hay que desandar las calles de Hanoi y conversar con su gente. Hop, Huong, Trung, Hoa, Oanh y Ha, por ejemplo, comparten dos cosas en común: todos trabajan en la Agencia Vietnamita de Noticias y, en diferentes etapas, estudiaron en Cuba.

Al igual que ellos, a lo largo de estas seis décadas, cientos y cientos  de vietnamitas viajaron a la Mayor de las Antillas para formarse en diversas carreras y contribuir a impulsar el desarrollo del país indochino a su regreso. Todos atesoran los recuerdos compartidos en la isla caribeña, a la cual muchos consideran una segunda Patria.

No son los únicos. Por la parte cubana, Carlos, Alberto, Maiker y Claudia, quienes han estudiado o trabajado en Vietnam, guardan también un afecto especial por la nación asiática.

Vietnam y Cuba han cultivado a lo largo del tiempo una cercanía cada vez más cercana

De ese modo, sin que importen demasiado la distancia geográfica, la barrera lingüística ni las diferencias culturales, Vietnam y Cuba han cultivado a lo largo del tiempo una cercanía cada vez más cercana.

Lo refrenda Vietnam cada año, al reclamar en la Asamblea General de las Naciones Unidas el cese del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por Washington, o al enviar cargamentos de arroz para aliviar las dificultades que atraviesa la Isla desde el derrumbe de la Unión Soviética hace ya tres décadas.

En los años 90 del siglo pasado, cuando Cuba sufrió el azote de una tormenta, Vietnam reaccionó con presteza, abriendo una recaudación de fondos. Hubo incluso quienes, como el Héroe de las Fuerzas Armadas Populares Phan Văn Quý, donaron gran parte de su salario para apoyar al pueblo cubano a mitigar las graves pérdidas causadas por las severas inundaciones.

De igual modo, mientras el COVID-19 se cernía sobre el mundo entero este año, a mediados de abril el Gobierno y el pueblo vietnamitas le donaron a Cuba cinco mil toneladas de arroz para ayudarla a enfrentar las dificultades provocadas por la pandemia en la importación de alimentos.

La entrega simbólica de cinco mil toneladas de arroz ofrecidas por Vietnam a Cuba (Foto: VNA)

Entretanto, la Mayor de las Antillas respondió con el mismo apego, enviando una brigada de especialistas médicos y miles de dosis del interferón alfa 2B –fármaco efectivo en el tratamiento de pacientes graves– para respaldar a la nación asiática, cuando la segunda ola de la epidemia golpeó la ciudad de Da Nang y la provincia de Quang Nam a finales de julio.

Son apenas unos ejemplos de la amistad tejida entre ambos pueblos, pues así, desde hace 60 años, en los duros y en los buenos tiempos, Cuba y Vietnam, Vietnam y Cuba, van de la mano apoyándose mutuamente.

Por una cooperación multifacética

Además de los intercambios de delegaciones diplomáticas de alto nivel –como las respectivas visitas del secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong, y el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en 2018–, los dos países no dejan de mancomunar sus esfuerzos en diversos sectores, incluida la economía.

El secretario general del Partido Comunista y jefe de Estado de Vietnam, Nguyen Phu Trong, y el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en ocasión de la visita del dirigente del país caribeño en Hanoi (Foto: VNA)

Entre los principales pasos en ese sentido, cabe destacar el Proyecto de Cooperación Vietnam-Cuba para el desarrollo de la producción arrocera en la nación caribeña, con la participación de trabajadores agrícolas y expertos de ambas partes.

Iniciado en 1999, ese programa se ha convertido en uno de los símbolos de la cooperación bilateral, al extenderse a varias provincias cubanas, con el objetivo de satisfacer un 86 por ciento del consumo interno de la Isla en 2023 para garantizar la seguridad alimentaria.

Asimismo, empresas vietnamitas como el grupo Thai Binh y la corporación Viglacera ocupan hoy un espacio en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), 45 kilómetros al oeste de La Habana, como parte de la estrategia para extender su mercado fuera de la nación asiática y promover al mismo tiempo el crecimiento de un importante polo económico en la Mayor de las Antillas.

Vietnam es actualmente el segundo socio comercial de Cuba en la región de Asia, un nexo que ambas partes pretenden seguir fortaleciendo en el futuro.

No en balde, Vietnam es actualmente el segundo socio comercial de Cuba en la región de Asia, un nexo que ambas partes pretenden seguir fortaleciendo en el futuro.

Precisamente, la visita de Nguyen Phu Trong hace dos años devino el marco propicio para la firma de 22 acuerdos de cooperación entre ambos países que se han ido concretando en los últimos meses.

El secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong, viajó en marzo de 2018 a Santiago de Cuba, en compañía del presidente Raúl Castro (Foto: VNA)

Como han reconocido dirigentes de ambas partes en repetidas ocasiones, los dos estados comparten la misma ideología orientada al socialismo, existen vínculos de confianza mutua y toca trabajar para llevar la relación económica y comercial al mismo nivel que las excelentes relaciones políticas.

Y gracias a esa voluntad, no es casual que la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) aprobara la solicitud de adhesión de Cuba al Tratado de Amistad y Cooperación (TAC) de la agrupación, al ejercer este año Vietnam la presidencia rotativa del bloque.

Una amistad imperecedera

Y de la más poderosa raíz nació la amistad entre Vietnam y Cuba, una relación que tiene su esencia en el alma de ambos pueblos y, como la ceiba y el baniano, crece cada día más frondosa y robusta.

“Solo cuando la raíz es firme, el árbol puede vivir mucho tiempo”, señaló sabiamente Ho Chi Minh en unos de sus versos. Y de la más poderosa raíz nació la amistad entre Vietnam y Cuba, una relación que tiene su esencia en el alma de ambos pueblos y, como la ceiba y el baniano, crece cada día más frondosa y robusta.

Ahora –afirma Nguyen Trung Thanh– es responsabilidad de las nuevas generaciones y de los nuevos líderes de ambos países que las relaciones bilaterales entre Cuba y Vietnam continúen siendo de hermandad, solidaridad y apoyo inquebrantable, como lo han sido desde el año 1960.

Y lo cierto es que ese anhelo apunta a cumplirse seguramente, pues a pesar de la distancia y las incontables diferencias culturales, vietnamitas y cubanos parecen dibujar un vínculo especial que trasciende todas las fronteras. Un vínculo mágico que, contemplando el millón de pinturas elaboradas por niños de Vietnam para conmemorar estos 60 años, se torna visible y palpable.

La entrañable amistad entre ambos pueblos, a fin de cuentas, ha superado la prueba del tiempo hasta convertirse en un verdadero paradigma: mientras otros se empeñan en levantar muros, Vietnam y Cuba tienden puentes para construir un mundo, como lo soñaron Ho Chi Minh y José Martí, cien veces más hermoso.

Vietnam y Cuba tienden puentes para construir un mundo, como lo soñaron Ho Chi Minh y José Martí, cien veces más hermoso.

                         Por Ariel Barredo Coya, especial para la VNA

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